sábado, 13 de marzo de 2010

Preparación

Fui donde el anestesiólogo con los exámenes que ordenó y respondí monosilábicamente a sus preguntas.   El veredicto del hombre es que yo gozaba de buena salud y que no tendría problema alguno con la cirugía.  Vale la pena recordar que esta sería la primera cirugía de toda mi vida, jamás me habían puesto suero, jamás había entrado a una sala de cirugía, todo jamás…  Dada mi evidente angustia, y ante mi solicitud directa, el doctor anestesiólogo me recetó un sedante para ser tomado la noche antes de la cirugía.  No obstante, intentó acudir a mi inexistente valentía advirtiéndome que él siempre exhorta a sus pacientes a enfrentar las cosas de la vida, sin calmantes, sin sedantes, mejor dicho, a palo seco.  Yo le respondí que a diario enfrento el tráfico capitalino y un nuevo jefe, y honestamente hasta ahí llega mi verraquera.  Le agradecí, agarré la receta para el Xanax y acudí donde mi cirujano nuevamente tal y como estaba estipulado. 

Yo estaba ciertamente muy nerviosa, le hice varias preguntas sobre la cirugía y sobre la anestesia, pues me angustiaba despertarme en la mitad de la sala de cirugía en pleno procedimiento sobre mi nariz.  Volvimos a ver las fotos,  encontré que el acuerdo al que habíamos llegado iba demasiado lejos pues me dejaría con una nariz mínima, volvimos a negociar, y esta vez su as bajo la manga fue: ‘yo te dejo así como quieres pero no le puedes decir a nadie que yo te operé’. Gracias.  Volvimos a llegar a otro acuerdo satisfactorio para ambas partes, me dio varias recomendaciones para prepararme para la cirugía y la anestesia, VISA pagó sus honorarios y partí en búsqueda del Xanax.

Debo decir que incluso antes del Xanax yo estaba muy tranquila. Tal vez demasiado tranquila. Como tenía en la memoria la recuperación del golpe en la nariz que desencadenó todo, y que fue bastante manejable, yo suponía que iba a ser algo parecido. Por otro lado, dado que me iba a operar con prácticamente el mejor doctor de Bogotá, no tenía nada de qué preocuparme…

El día anterior mi última comida como tal fue el almuerzo, de resto me tomé dos juguitos y un yogurt, para mitigar los efectos potenciales de la anestesia sobre mi organismo.  Mi última ingesta pre – operación consistió en una gratificante y esperanzadora pastilla de Xanax. 

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